lunes, 10 de junio de 2013

A mi padre...

Nosotros éramos diferentes. Nuestra relación padre-hija era diferente. La gente podía pensar que inusual, yo prefiero pensar que era especial.
Nunca te llamé para felicitarte el día del Padre, hubiéses pensando que lo hacía para pedirte algo a cambio, tal vez, en ese momento no te equivocabas.
Tú tampoco me llamaste para felicitarme en mis cumpleaños, y si lo hicistéis, ya sabíamos quién estaba detrás de esa llamada obligada.

Y hoy sin más, me decido a escribirte. La razón, que te echo de menos.
He querido muchas veces escribir estas líneas y expresar lo que sentía, pero siempre he tenido miedo. Miedo a desilusionarte como hija, a no ser lo que esperabas que fuese. He querido tantas veces que estuvieses orgulloso de mí.  Has sido la primera persona que ha pasado por mi cabeza al conseguir cualquier mérito por pequeño que fuese. Siempre hemos sabido los dos, que mama desgracidamente, ha sido mi paño de lágrimas. 

Echo de menos esas cosas sencillas como ver películas junto a ti y sentir que teníamos cosas en común. Extraño escucharte hablar con mama sobre tu gran pasión, el campo. Añoro reírme con alguna de tus miles de anécdotas que has tenido con tus fieles amigos. Y sobretodo, echo de menos observar como hablabas con tu hijo y ver como te sentías tan orgulloso de él. 


Aunque intento ser fuerte cuando la gente te recuerda y no mostrar un atisbo de tristeza, no hay noche que no me arrepienta de no haber aprendido más de ti. Como me gustaría haberme tragado mi orgullo y haber valorado lo bueno de tenerte.

Fuiste muy amigo de tus amigos, y a pesar de tu aparente carácter de uraño, no te imaginas la huella que has dejado en cada una de las personas que te querían.

Sé que le haces falta a mama, sé que le haces falta a tu hijo, sé que le haces falta a tu familia y amigos. Pero a mi, también me haces mucha falta. 

En este camino que estoy siguiendo, me siento perdida y desorientada ante lo que me deparará la vida. No te imaginas cuanto extraño expresarte mis inquietudes y malestares y que me tranquilices. Que me enseñes que mis preocupaciones son ínfimas comparadas con las que otros pueden estar viviendo. Qué yo sola puedo cambiar mi futuro y que ésto, sólo lo haré con esfuerzo. En cada paso que doy en la vida, tengo tan presente tus consejos, que siento un dolor en el pecho al pensar que no voy a volver a oírlos de nuevo.

Sabías en cada momento decir las frases que procedían, si tenías que sacar mi garra de luchadora o si en cambio en ese momento sólo necesitabas mostrarme que de todo se sale y que mientras os tuviese a vosotros, todo iría bien. Cualquier frase que dijeses me calmaba, ya que sabía que estabas en lo correcto. 

Mi amigo Alex me dijo una vez que nuestras madres eran el corazón en nuestra vida y nuestros padres eran la cabeza. No puedo estar más de acuerdo. 

Fuiste una persona humilde y trabajadora. Sé que me quedó mucho por aprender de ti, y que no habrá ni un sólo dia que no te recuerde. Y aunque, desgraciadamente no he heredado ni una mínima parte de tu persona, me siento muy orgullosa de haber sido tu hija. 





Termino con esa poesía de tu gran amiga Sole, yo creo que nadie ha podido definirte mejor.



Hoy la primavera esta triste. 
Las amapolas se cimbrean con la brisa del desconsuelo y lloran.

Tristes sueños contemplan las margaritas en sus noches eternas, 
y deshojando sus pétalos preguntan sin obtener respuestas.


Las espigas se agachan escondiendo el dolor, 
y los pajarillos hoy no cantan.

Será tu última primavera, pero jamás te irás.


Todas las primaveras renacerás
 entre espigas verdes con hermosa cosecha.

Todas las primaveras veremos tu sonrisa reflejada en flores silvestres, 
en flores que necesitan del calor del sol 
y se alimentan de la luz que irradia la tierra fresca.


Jamás te irás Amigo, 
dejaste raíces profundas en quien te conocimos
 y en quienes compartieron tu vida, 
supiste ser un buen Amigo sin necesidad de aparentarlo 
y al final el campo del cariño lo dejaste bien abonado.


Nunca te iras de nuestro recuerdo 
y eso hará que siempre estés a nuestro lado.

Cuando veamos a las amapolas bañarse en campos verdes, 
veremos tu sonrisa reflejada en ellas.

Gracias por haber sido mi Amigo.  
                                   
                   –Soledad Barroso-  4. 5. 2011


Cada vez que escucho esta canción, me recuerda a ti.




4 comentarios:

  1. Creo que una vez te dije que eras tan bonita como una promesa, bonita por lo que eras y por lo que llegarías a ser... también te dije que eso no me lo podría perder... me alegra que este blog me permita recuperar lo perdido.

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  2. Impresionante, me han encantado tus palabras y me han hecho llorar, muchos besos

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  3. INCREÍBLE Roci, eres la mejor. El post me ha emocionado muchísimo. te quiero

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  4. Con.estas palabras Roci entiendo porque eres como eres y lo que eres.
    muy bonito

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